martes, 27 de octubre de 2009

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día VII: 30/7/09

Aprovechamos desde primera hora de la mañana. Colonia lo merece. Primero nos alejamos del centro de la ciudad con propósito de ver las antiguas murallas. Luego, de vuelta al agetreo, pasamos por varias iglesias románicas, paseamos por los alrededores de la catedral, nos acercamos al pintoresco barrio donde cada casita tiene la fachada de un color, cruzamos el río Rin por uno de sus diversos puentes y nos hacemos la típica foto con éste y la catedral a nuestras espaldas.

Iglesia románica en Colonia
Vidrieras en el interior de otra iglesia románica
Zona comercial de Colonia
Fachadas típicas en el centro-norte de Europa
El dom
Con Iñigo, vistas del Rin y la catedral al fondo
Vías junto a la catedral
Conocida costumbre de los enamorados...
Poco antes de las 15h tomamos tren a Heidelberg, ciudad enclavada en una paraje espectacular a los pies de una colina. Seguimos las indicaciones de una señora; "In Heidelberg, look right, look left, look right, look left". -Efectivamente tiene razón. Desde la Bismarck-Platz, la Hauptstrasse nos adentra en la ciudad. Pasamos junto a la universidad, la plaza del mercado, cogemos una callejuela que nos acerca hasta el río, vemos el Old bridge (me recuerda al puente Carlos V de Praga)... Y en lo más alto, el castillo. Como no podía ser de otra manera, después de hacer las pertinentes fotos subimos hasta él. El tiempo aprieta, así que una visita fugaz con fotos inclusive y ya estamos de vuelta al centro debido a que el tren esperaba en la estación. Y lo hizo por los pelos, pues dos minutos después de subir a bordo, éste salió hacia Frankfurt (21,48h). Allí, tras una pequeña espera, un nuevo tren en el cual pasamos la noche nos acerca hasta Hamburgo.

De camino a Heidelberg, una de las márgenes del Rin
Los castillos eran una constante en el trayecto
Bonita foto de Heidelberg
Vistas del río Neckar, en Heidelberg
Vistas de Heidelberg desde el castillo
Interior del castillo de Heidelberg

viernes, 23 de octubre de 2009

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día VI: 29/7/09

06,15h: Iñigo y yo nos ponemos en pié. Lo hacemos en la mismísima estación de tren de Düsseldorf, después de haber pasado la noche en unos incómodos bancos donde, aunque poco, algo pudimos decansar.
Comenzamos nuestra visita, no antes sin echar una ojeada al mapa que le pedí a Iñigo que imprimiese antes de venir. Lo primero que nos hace detenernos son varias iglesias, abiertas desde primera hora. Acto seguido atravesamos un bonito parque, lleno de ardillas y conejos. Continuamos nuestra ruta por la plaza del mercado, aún con muchos puestos sin abrir. Seguimos por la parte vieja, nos acercamos a la torre Rheinturm (con sus 168m, y muy parecida a la de Liverpool) y... Sorpresa!! Un edificio obra del arquitecto Frank Ghery!! El conocido escultor, cuyas obras tanto me gustan y tan bien identifico a primera vista ("Casa Danzante" de Praga; Guggenheim de Bilbao; hotel Marqués de Riscal de Elciego; "Pez Dorado" del puerto Olímpico de Barcelona, etc.), dejó su impronta aquí 10 años atrás. Se trata de un conjunto de oficinas en la antigua zona portuaria de la ribera del Rin, formado por tres torres con formas curvas y escalonadas hechas con paneles de hormigón prefabricados. Destacan las piezas de chapa de acero inoxidable pulido de la fachada, que al igual que un espejo lo refleja todo. Verdaderamente es un espacio urbano muy singular.
Continuamos con un paseo por uno de los márgenes del Rin, y pasadas las 12h, abandonamos Düsseldorf dirección Aachen, a donde llegamos a las 13h.

Las meninas
Ayuntamiento de la ciudad
Haciendo amigos...
Antiguo tranvía frente a uno de los bancos de Düsseldorf
Edificio de Ghery
Divisando el Rin
La torre Rheinturm junto al Rin
Mapa en mano, nos hacemos un itinerario. La ciudad es muy pequeña, pero no podemos perdernos la recién restaurada catedral (una auténtica maravilla incuida en la lista de la UNESCO cuyos comienzos datan de finales del siglo VIII), con su nave octagonal como característica más destacada. También mención aparte para el Castle-Gate, ubicado en el centro de la ciudad.

Catedral de Aachen
Iñigo en la balconada del castillo de Aachen
Jugándome el tipo
A toda prisa, dejamos Aachen y nos fuimos hacia Colonia
14,30h: Tras una visita fugaz, un nuevo tren nos lleva a Colonia, la cuarta ciudad más grande de Alemania. Llegamos a las 18,45h. Al poco de llegar algo nos deja boquiabiertos. La catedral, una inmensa mole de 157 metros de altitud y 12.470m2, se eleva allí, imponente, justo a la salida de la estación de tren. Menudo recibimiento!! Sin tiempo que perder pues es la hora de cierre en todo el país, nos introducimos en su interior. No menos espectacular que la fachada, las enormes vidrieras y su excelente estado de conservación nos dejan sin palabras (me viene a la cabeza il duomo de Milán).
Casi una hora después, salimos. Vamos en busca del albergue Backpackers, y al poco tiempo damos con él. Por suerte queda aún alguna plaza libre. Dejamos los bártulos y, ya de noche, damos una vuelta por la ciudad, cenamos en una pequeña pizzería y dadas las 00h nos echámos a dormir.

El dom o catedral de Colonia
Enorme fachada de la caedral
Iñigo "ensimismado"

miércoles, 14 de octubre de 2009

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día V: 28/7/09

Última día en tierras británicas. Jorge coge vuelo de regreso a España, al timpo que yo hago lo propio a tierras germánicas.
Antes, visitamos lo que nos queda de Glasgow, oséase la parte más moderna de la ciudad.

Jorge, en un parque frente a la universidad de Glasgow
Sobre el río Clyde, en la parte moderna de la ciudad
Al mediodía le acompaño al aeropuerto, nos despedimos, y pongo rumbo a Edimburgo. Desde allí un avión me desplaza a Düsseldorf, lugar de encuentro con mi compañero de viajes, Iñigo, y con quién más tarde iba a emprender otra aventura por Europa Central. Alemania, Polonia, República Checa, Holanda, Bélgica y Francia esperaban.

Vistas desde el avión
Mar de nubes

lunes, 12 de octubre de 2009

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día IV: 27/7/09

Los primeros rayos de sol se dejaban ver de entre las nubes. Eran las 05,30h, pero debíamos ponernos en pié. El motivo no era otro que estábamos de ocupas. El día antes, pasada la media noche, lloviendo y sin saber dónde dormir, encontramos un bed & brekfast con la puerta abierta. No sabíamos si a esas horas alguien nos recibiría, así que probamos suerte. Y efectivamente dimos con ella.
Nadie nos recibió, pero necesitábamos cobijarnos. La primera puerta que encontramos abierta no nos hizo dudar. Entramos, vimos las camas hechas, nos echamos a dormir... Y a primerísima hora de la mañana, habiendo dormido apenas 4 horas, nos pusimos en pié, pues no queríamos tener ningún tipo de problemas.
El tren partía a las 6,10h. Entretanto, aprovechamos para ver la pequeña localidad costera de Mallaig. Apenas un paseo por la zona portuaria, y ya estaba todo visto.

Pequeño puerto pesquero en Mallaig
De vuelta a Fort William, el tren debía pasar el conocido viaducto de Glenfinnan (aparece en Harry Potter), construido a finales del siglo XIX, con 21 arcos y 30 metros de altura. Como pude, saqué la cámara por la ventanilla del tren y, en una posición acrobática y subido a las butacas, pude obtener la istantánea que tanto perseguía.

Sobre el viaducto de Glenfinnan
11,48h: Después de un pequeño parón en Fort William, continuamos nuestro viaje hacia Dumbarton, población de poco más de 20.000 habitantes en donde además de callejear por el casco urbano, pudimos visitar el castillo (Dumbarton Rock), encaramado en lo más alto de una inmensa colina junto al río Clyde.

Entrada inferior al castillo de Dumbarton
Atalaya y cañones perfectamente conservados
Ascendiendo a la parte superior del castillo
Cuando uno se siente libre...
...Y puede disfrutar de unas vistas así, no hay palabras
15,30h: Ya en Glasgow, y por segunda vez en 5 días, visitamos la otra parte de la ciudad, pendiente de ser explorada. Comenzamos por la necrópolis y sus vistas sobre la urbe. Junto a ella se hallaba la catedral, de gran tamaño, con un aspecto color verdoso y con unas increíbles e inmensas vidrieras. A todo ello le siguió un paseo por las calles más frecuentadas de la ciudad, antes de que poco a poco fuésemos acercando hacia el albergue.

Break-dance en Glasgow; qué crack el chavalín!!
George frente a la galería de arte moderno
Catedral de Glasgow
En George Square
Anocheciendo, buscamos donde cenar. Un restaurante japonés fue el lugar elegido.
Con el estómago revuelto por tal "suculento manjar", había necesidad de una buena birra. De camino al albergue encontramos un animado pub, donde pudimos disfrutar de una Guiness al tiempo que un grupo local tocaba en directo algo de black metal.

miércoles, 7 de octubre de 2009

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día III: 26/7/09

08,30h: Amanecemos en Inverness. Día lluvioso, pero aprovechable. Comenzamos con la visita al castillo, seguida del ayuntamiento y casco urbano de la ciudad. Cruzamos a la otra margen del río, donde nos recibe la catedral.

Frente al ayuntamiento de Inverness
Río Ness y castillo de Inverness
Continuamos con nuestra visita, y poco antes de las 12h nos subimos a bordo de un tren camino Kyle os Lochalsh. El trayecto es no menos que espectacular. Zigzagueando entre ríos y montañas, llegamos a nuestro destino, pequeño pueblito desde donde uno puede pasar a la isla de Skye por el único acceso que existe. Una vez allí, no nos quedó otra que hacer auto-stop, pues pretendíamos llegar al Eilean Donan Castle y no había forma. Un único bus al día hacía el trayecto que necesitábamos, por lo que probamos fortuna, y la obtuvimos. Una jóven pareja nos acercó hasta allí. ¡Qué respiro!

Puente de acceso a la isla de Skye
En la pequeña estación de Kyle of Lonchalsh
Frente al Eilean Donan Castle, uno no puede más que quedarse boqueabierto. Si bien ya lo "conocía" por el anuncio que la marca Renault rodó allí hace poco más de un año, el estar allí, contemplando tal maravilla, deja a uno sin palabras.
Comencé entonces con mi sesión de fotos. Acto seguido accedimos a él y pudimos disfrutar de las vistas que el castillo ofrece al visitante.

Eilean Donan Castle
Con Jorge...
...y con un gaitero!!
Disfrutando de las vistas desde el interior del castillo
17h: El bus nos recoge frente al castillo. Sin dinero en metálico, el chofer se porta al permitirnos montarnos y sacar dinero para posteriormente pagarle una vez habiendo llegado a nuestro destino, esto es, Fort William.
19h: Habiendo llegado, comenzamos a patearnos este pequeño pero extenso pueblito. Primero el casco urbano, sin nada destacable, y posteriormente los alrededores, con un castillo escondido y una antigua estación ferroviaria donde cada día "descansa" la máquina del "Jacobean tour". ¡¡Y todavía estaba echando humo!! Qué joya.

Bonita plaza en el centro de Fort William
Atravesando la calle principal de Fort WilliamJunto a las ruinas de un castillo semi-abandonado en Fort William
Máquina del "Jacobean tour"
Caminando por las vías
Antes de llegar a media noche, un nuevo tren nos lleva hasta Mallaig, minúscula localidad en la que pasamos la noche.