jueves, 21 de enero de 2010

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día XV: 7/8/09

08,10h: Hora de ponerse en pie. La noche ha sido horrible. Los mosquitos se han pegado un festín conmigo, y no he podido pegar ojo. Además el calor se ha dejado notar.
10,15: Nos encontramos en Mac-Bike, pequeño local de una compañía de alquiler de bicis. Al precio de 9,50 euros por cabeza, nos hacemos con 2 bicis de paseo, cuyo mecanismo de frenado nos deja atónitos; pedaleo trasero y no muy brusco a ser posible, siempre y cuando no se pretenda salir despedido.
Comenzamos nuestra ruta por la ciudad de los canales de los Países Bajos. Regateando a la gente, nos vamos acercando a las calles más céntricas de la ciudad. Desde ahí nos desplazamos hasta el museo de Van Gogh, el cual únicamente visitamos por fuera debido a las largas colas. También vamos al ayuntamiento, visitamos las antiguas puertas de la ciudad, varias iglesias, etc.

Antiguo ayuntamiento y actual palacio real de Amsterdam
Uno de los numerosos coffe-shops de Amsterdam
El tráfico. Una constante en el país; bicis, coches y tranvías convíven con los ciudadanos
Recorriendo la ciudad a pedales
Frente al museo del famoso pintor Van Gogh
Posando con nuestras compañeras temporales de viaje
Finalmente, cogemos las bicis y nos subimos a bordo de un tren en dirección Harleem (13,24h). Una escapadita de varias horas... Y vuelta a Amsterdam.
Antes de que el tren se detanga, ya tengo una idea de lo que vamos a visitar. He podido visualizar la imponente catedral dominando toda la ciudad, o su famoso molino (restaurado en el año 2002 después de un incendio) elevado a una altura considerable.
Una vez habiendo puesto pie en Haarlem, comenzamos el tour. Nos apetece rodar sin rumbo, algo que hacemos pero sin olvidarnos de visitar los dos símbolos que acabo de comentar. Los canales y los puentes están por todas partes, al igual que sucede en la vecina Amsterdam. Su plaza central es el corazón de la ciudad, donde se ubica la catedral y desde la cual parten todas arterias hacia el extrarradio. Una auténtica joya.

Parking
Punto neurálgico de Haarlem, con la catedral
Catedral
Molino de viento Adriaan de Haarlem
En una de las tantas callejuelas de la ciudad
Estación ferroviaria de Haarlem

16,16h: Después de dejar pasar un tren en dirección Amsterdam pues nos obligaban a pagar un suplemento por las bicis, cogemos otro que no tarda mucho más en llegar. En poco más de media hora estamos de vuelta, vamos a devolver las bicis, cogemos las mochilas del albergue, y nos encaminamos de nuevo hacia la estación. Hemos de volver a Bruselas, y una vez allí coger una conexión a París, nuestro próximo y, en teoría, último destino.
22,35h: La "ciudad de la luz" nos recibe a oscuras. Ambre, la chica parisina que había conocido un verano atrás en Roma nos esperaba.
Habiéndose producido el reencuentro, nos lleva a su ático, donde vive, en lo más céntrico de la capital gala.
¡Wuaw! -Sin palabras. ¡Qué lujo!
Dejamos todo y nos ponemos en marcha. Toca visita nocturna. La catedral de Notre Dame, el palacio real, un paseo por ambos márgenes del Sena, el museo Louvre por fuera, la pirámide... E incluso vemos la Torre Eiffel!! -Todo son lugares increíbles, y además estamos acompañados de la mejor guía posible. ¡Quién pudiera ver París así!

Catedral de Notre Dame at night
Vistas del Sena
02,15: De vuelta y estando ya en el ático, muy cansados, nos echamos a dormir. Mañana último día, y aunque sea de retorno, algo hay que aprovechar.

jueves, 14 de enero de 2010

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día XIV: 6/8/09

08,30h: Llegamos a Bruselas. Algo cansados, nos sentamos a comer algo en la Plaza España, junto a una figura de Don Quijote con su compañero de batallas Sancho, enfrente de la estación central. Al poco tiempo, ya estamos caminando en busca del "Manneken Pis", una pequeña estatua de bronce de poco más de 50 cm. que tuve ocasión de ver en mí última visita hace ya más de 5 años. Está situada en el centro histórico de la capital belga y representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de la fuente. Curioso...
Por el camino nos detenemos en la Plaza del Mercado para ver el ayuntamiento (en mí otra visita la plaza estaba llena de jardínes), en el edificio de la bolsa, la ópera, el Palacio de justicia y el Palacio Real. Éste último tenemos la oportunidad de visitarlo a conciencia, pues los reyes de Bélgica, al estar de vacaciones veraniegas, hacen posible que todo aquél que quiera entrar a verlo pueda hacerlo.

Don Quijote, Sancho e Iñigo, algo despistado
En una bonita galería de Bruselas
Ayuntamiento de Bruselas
Exterior del Palacio Real
El tranvía pasando frente a la biblioteca nacional
Al fondo, el Atomium
Junto al Manneken Pis

16h: Tras darle muchas vueltas a la opción de acercarnos a Waterloo (allí donde se produjo el conocido combate entre el ejército francés comandado por el emperador Napoleón Bonaparte frente a las tropas británicas, holandesas y alemanas el 18 de Junio de 1815), optamos por ello.
En poco más de media hora nos presentamos allí. Sin tiempo que perder nos acercamos a la oficina de turismo con el propósito de recibir algo de información. Allí, una simpática señora (¡casada con un asturiano!) nos facilita horarios del campo de batalla, pequeños datos de cómo llegar y horarios de los últimos trenes para no quedarnos tirados.

Monumento a la batalla (proximidades de Waterloo)
Junto al "camión-guía" del campo de batalla

19,05h: A bordo de un nuevo tren de vuelta a Bruselas Midi (otra estación de tren), compartimos opiniones sobre lo que hemos visto. Estamos algo decepcionados, pero no arrepentidos. Acabamos visitar el campo de batalla donde se produjo un acontecimiento que, según dicen, cambió el rumbo y dió comienzo a la paz en Europa. El caso es que apenas queda nada simbólico, ningún resto significativo. Sólo campos de trigo, una pequeña colina con un monumento en honor a la batalla y una estatua de Napoleón en un estado bastante delicado de conservación. Por otro lado, un pequeño museo y una tienda de souvenirs recuerdan que allí pasó algo importante.
20h: Abandonamos Bruselas tras una rápida visita a la catedral. El próximo destino es Amsterdam. Apenas hay trenes (increíble pues la red ferroviaria europea entre capitales de países suele estar muy bien comunicada), por lo que no nos queda otra opción que subirnos en un tren "VIP" en el cual no vale para nada el billete de interraíl.

Fachada de la catedral de Bruselas
Interior de la catedral de Bruselas

22,15h: Ya estamos "pululando" por la capital de los Países Bajos. Si Holanda es espectacular, no menos lo iba a ser Amsterdam. La noche confunde a cualquiera. La gente aprovecha para callejear, tomarse unas cervezas o simplemente sentarse a hablar junto a uno de los innumerables canales de la ciudad. El "Barrio Rojo" seduce a cualquiera con sus escaparates acristalados donde mujeres semidesnudas se exhiben en busca de algo de dinero. Sin embargo durante el día la ciudad es un contínuo apogeo. Bicis y peatones comparten aceras; tranvías y coches hacen lo propio con las carreteras; pequeñas embarcaciones serpentean por los canales... Y todos ellos cruzan puentes y más puentes. Eso sí; unos por arriba y otras por abajo.
De camino al albergue a dejar las mochilas, la "ciudad sin ley" nos demuestra el porqué de ese apelativo. La gente fuma en las calles todo tipo de sustancias sin miedo alguno a que le culpen de nada. Sin duda, el paraíso para muchos.

Amsterdam at night
Charlando junto al canal
Tranquilidad en Amsterdam

02,30h: Momento de dormir. Mañana toca acabar de ver Amsterdam y Harlem, a poder ser, como un ciudadano holandés más, en bici.

sábado, 2 de enero de 2010

DIARIO DE UN "INTERRAILISTA": Día XIII: 5/8/09

Suena la alarma. Amanecemos en Nuremberg, bonita ciudad ubicada en el centro de Baviera. Ducha rápida, desayunamos en el mismo albergue junto a unos guipuzcoanos que conocemos allí, y directos al museo del ferrocarril. Entramos gratis, debido a que tenemos el billete del interraíl. ¡Perfect!

Evolución sufrida por el ferocarril con el paso del tiempo
Antiguas máquinas expuestas en el museo del ferrocarril de Nuremberg
Lujoso interior de uno de los vagones antiguos

11h: Muy satisfechos por la visita, salimos del museo en dirección al centro de la ciudad. Toca ver el centro histórico de día, sin olvidar que nuestro tren marcha pasadas la una y media del mediodía. En primer lugar nos encontramos con la ópera, para después hacerlo con las murallas, protagonistas indiscutibles entre las calles que rodean la ciudad. Nos adentramos en el centro de la ciudad, al tiempo que son muchas las iglesias góticas que nos hacen detenernos. La catedral con sus dos largas torres también merece ser mencionada.

Iñigo frente al edificio de la ópera de Nuremberg
Pequeña ciudadela junto a las murallas de la ciudad en la zona alta
Fachada de la catedral gótica
Centro urbano de Nuremberg
Bonito rincón en lo más alto de la ciudad
Seguimos y cruzamos el río, con sus casitas colgantes y sus puentes de madera sobre él, muy al estilo del de Luzerna, en Suiza. Ya, por último, llegamos a la plaza central, lugar donde suele ser habitual un mercadillo de venta ambulante.

Iñigo y yo junto al río Pegnitz
Descanso sobre uno de los puentes de madera que cruzan el río
Uno de los márgenes del río Pegnitz
Fachadas
Plaza del mercado, centro neurálgico de Nurembeg
Panel de Nuremberg

14,18h: Subidos a bordo del tren y con más de media hora de retraso, partimos hacia Hamburgo entre túneles y más túneles. Pasada la media tarde (17,42h), llegamos, pero no perdemos tiempo y a los pocos minutos un nuevo tren nos desplaza hasta Lübeck, nuestro próximo destino, en donde nos presentamos a las 19,30h, aún de día.

Iñigo asomado en el tren en Hamburgo, antes de partir hacia Lübeck
Mis ganas de ver esta ciudad por fin pueden ser saciadas si ésta logra cautivarnos. Pese a que muchos locales ya están cerrados, comenzamos la visita. Lo primero con lo que nos topamos es con la puerta principal a la ciudad, sin dudad un bonito acceso con el cual no dudamos en fotografiarnos. Continuamos y cruzamos el río, antes de llegar a la primera iglesia de la ciudad que, al igual que las demás, tiene la peculiaridad de ser de ladrillo rojizo así como de contar con enormes y espigadas torres con tejados chapados color verdoso. Ya, por último, llegamos hasta la catedral para después recorrer las dos arterias principales de la ciudad.
Ya anocheciendo, pude hacer las últimas fotos antes de marchar.

Frente a la conocida puerta de Lübeck
Catedral y ayuntamiento
Un nuevo amigo, el demonio con barba de Lübeck
Río Trave de Lübeck
Atardecer

21,38h: Nuestro tren de vuelta a Hamburgo esta vez no tarda en salir. Una vez allí, cogemos el último del día en dirección Colonia, a donde llegamos a las 03,15 horas de la mañana. Tras una visita nocturna (ya la visitamos en condiciones hace una semana aproximádamente), nos subimos a bordo de lo que es nuestro primer tren del día 6. Son las 5h!!! -Bruselas espera...