sábado, 26 de junio de 2010

PITUKADA 2010 (4 días "NON-STOP") 4-5 Abril

Después de haber pasado la Semana Santa en Salou disputando el torneo del cual ya he hablado, me escapé apenas 4 días a Italia, aprovechando que 3 de mis amigos se encontraban por allí. Pisa era el punto de encuentro. Yo llegaba desde el aeropuerto de Girona, después de haber enlazado Salou con Tarragona en tren e ir desde aquí en bus al aeropuerto. Ellos sin embargo venían desde Cagliari, en Cerdeña, después de haber pasado otros 4 días visitando la isla.

Diseño propio que simboliza nuestro tour por el noroeste de Italia

Una vez en Pisa, ya de noche, nos reencontramos. Jony, uno de mis amigos, ya se había vuelto a España por motivos laborales a lo largo de la tarde. Yo le reemplazaba, y de esta forma comenzaba mi efímero tour; corto pero bien exprimido.
La primera noche la pasamos en un pequeño hostal de Pisa. Al precio de dos, dormimos tres.
Apenas hubo unas cervezas y un paseo previo antes de echarnos, puesto que desde antes de mi llegada el diluvio que caía era considerable.

Panorámica de Pisa, con el río Arno
Plaza dei Miracoli (de los milagros) de Pisa
A primera hora de la mañana del día 5 nos pusimos en pie. Lo primero que hicimos fue una rápida visita a la ciudad (hace cosa de 4 años, ya me había dejado ver por allí). De esta forma, a las 09,40h ya estábamos a bordo del primer tren del día, con destino a uno de mis lugares preferidos, Le "Cinque Terre". Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso nos esperaban.

Con el itinerario a seguir
La ruta pasa por algunos lugares increíbles como este
Estos cinco pueblos, que componen una pequeña porción de costa del mar de Liguria, se encuentran a caballo entre La Spezia (provincia a la que pertenecen) y Génova. Varios años atrás ya me habían dejado a mí con la boca abierta, y ahora les tocaba a ellos disfrutar. Para ello, nada mejor que patearnos las sendas que unen a cada uno de estos pueblitos.
Y así comenzamos. Con la mochila a hombros, Riomaggiore fue nuestro punto de partida. Tras una rápida visita, nos introdujimos en uno de los caminos Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 97. Tras una buena pateada, llegamos a Manarola, el segundo de los pueblitos que conforman Le Cinque Terre y el más antiguo de todos éstos. Una vez allí, hicimos un gran número de fotografías, subimos y bajamos todas y cada una de sus callejuelas, e incluso aprovechamos para comer ante la atenta mirada de un perro ambriento en la plaza de la iglesia.

Carlos y "Suko" junto al campanario de Manarola
Pitukada!!!
Panorámica de Manarola...
...Y nosotros posando para el recuerdo
Hecho esto, proseguimos nuestra passeggiata (= paseo en italiano) hacia Corniglia por la "Vía del Amore", una bonita senda llena de candados que atestigua que por allí han pasado muchas parejas a lo largo del tiempo.

El punto más representativo de la "via del amor"
Ya en Corniglia, nos acercamos al meollo del pueblo, visitamos la plaza central, sus casi inaccesibles calles y pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares del mar Mediterráneo.
Tras disfrutar de un buen helado y tener así un momento de relax, continuamos con nuestra ruta en dirección Vernazza, el pueblo donde me hospedé en mi visita anterior (17h).

De enhorabuena después de subir los 382 escalones para llegar a Corniglia
Disfrutando de las vistas, del helado...
Vista de Corniglia
Bajo un sol "achicharrante", atravesamos todas cuantas calles componen este pintoresco poblado, nos fotografiamos con el pequeño puerto e incluso tuvimos tiempo de buscar algo para dormir. Y digo algo porque nos daba igual encontrar un soportal que una habitación o una tejabana sujeta por cuatro palos.

Llegando a Vernazza
Atravesando el pueblo
Zona portuaria de Vernazza
Malecón (Vernazza)

Finalmente, optamos por pasar la noche en La Spezia en otro simple hostal, no sin antes acercarnos en tren a Monterosso, el último de los cinco pueblitos que componen este pequeño y no tan conocido enclave de la costa del Mediterraneo y que, al igual que sus vecinos, sigue hoy en día viviendo de la agricultura pese a que el turismo se va dejando sentir cada vez más.

La estatua del gigante, símbolo de Monterosso
Pescando al atardecer

20,30h: Ya anocheciendo, nos dirigimos a La Spezia, dimos una pequeña vuelta por la ciudad (nada reseñable) y no fuimos a descansar, pues el día había sido cuanto menos exigente.

Anocheciendo, camino de La Spezia