Una hora antes de lo previsto (son las 07'15h), me despierta la alarma de mi móvil (ayer cuando llegué de Letonia me olvidé de hacer el cambio de hora). Nero, quien ha sido mi anfitrión esta última noche, lleva unos minutos en pie, preparando el desayuno. Yo, por mi parte, me doy una ducha, me visto y preparo la mochila. Desayuno con él y me comenta que hoy va a alojar a otro viajero... ¡vasco! -No doy crédito.
Me comenta que es probable que me lo cruce camino a la estación.
Apenas termino de desayunar me despido de Nero, le agradezco, su amabilidad, trato y sobre todo el detalle de escribirme en la tarde de ayer. Quedamos en vernos una próxima vez, quien sabe si por España o de nuevo por Noruega.
Salgo de casa de Nero camino de la estación de metro desde donde me he de acercar a la estación central de Oslo. Poco antes de llegar me cruzo con otro joven mayor que yo, con botas "Salomón", ropa de "Ternua" y un mochila a la espalda. Bingo. Le grito por su nombre (Nero me había dicho cómo se llamaba) y queda atónito. Me acerco a él y le comento la situación. Su cara es un poema.
10h: Llegada a la estación central de Oslo. Voy directo hacia Vigeland (Vigelandsparken), el que se cree que es el parque más famoso del país. Se encuentra dentro de otro parque, el Frogner, el más grande de la ciudad. Vigelandsparken es un área dedicada a la exposición permanente de unas doscientas esculturas y otras obras de arte del escultor noruego Gustav Vigeland. Es realmente alucinante.
La mayor atracción del parque es el monolito ("Monolitten"), un bloque de granito de 17m. que se eleva en una plataforma y que está esculpido con 121 figuras humanas desnudas entrelazadas entre sí.
El Monolitten puede verse desde cualquier parte del parque
Otra de las esculturas que destaca sobre las demás es la del niño enojado ("Sinnataggen"), que se encuentra sobre un puente junto a otras 57 estatuas más.
Sobre el puente de las estatuas
¿Llegada a meta?
Padre y niño
Recorro el parque de arriba a abajo y de izquierda a derecha, veo detenidamente todas y cada una de las estatuas y una vez termino me acerco al museo de la ciudad, un edificio de cuatro plantas donde se cuenta la historia de las diferentes civilizaciones que han vivido en la ciudad y se exponen atuendos y otros objetos de otras épocas.
Entre una cosa y otra se me pasa la mañana, por lo que decido ir en busca de algo que llevarme a la boca. Una vez habiendo sanado el apetito, la curiosidad por tomarme algo en el "bar de hielo"(Ice Bar) puede conmigo. Me acerco al local el cual aún esta cerrado. Es demasiado pronto. Me fijo en el cartel de la entrada y, de un plumazo, se me quitan las ganas de entrar pues por menos de 20 euros no accedo a él. Definitivamente, renuncio.
Desde el "bar de hielo" me acerco a la catedral. Por suerte esta vez está abierta. Accedo a ella, visito su interior y poco después ya estoy de nuevo en la calle. Nada del otro mundo. Sin duda mucho más atractivo su exterior.
Panorámica del puerto y torres del ayuntamiento de camino a la fortaleza
Entrada ya la tarde opto por dirigirme hacia la fortaleza y el castillo de Akershus. Me adentro en sus murallas y aprecio la excepcional restauración de todo el recinto. Disfruto de un agradable paseo entre edificios militares y cuadras de caballos y llego al exterior del castillo, el cual me quedo con las ganas de visitarlo pues únicamente lo abren los fines de semana.
Interior del castillo de Akershus
Cuadra y zona militar de la fortaleza
Antes del anochecer, decido acercarme a ver el edificio de la ópera, una obra arquitectónica de reciente construcción levantada junto a la zona moderna de la ciudad. La inauguración de este edificio se llevó a cabo en el año 2008 y, junto a otras obras, convierte a Oslo en el centro de artes escénicas más importante del país.
Frente a la ópera de Oslo
Edificio de la ópera de Oslo
19h: Estoy con Marie, una joven noruega que ha pasado el último año de Erasmus en Granada. A media tarde he recibido un mensaje aceptando mi petición de un techo para esta noche y he quedado con ella. Me cuenta su experiencia en España y me anima a irme a tomarme algo con ella. Poco después aparece un amigo suyo, disfrutamos de unas cervezas y, tras un breve paseo, cogemos un tren en dirección Moss, la localidad donde vive y que está muy próximo al aeropuerto Rygge, desde donde he de coger mañana el avión de vuelta a España.
En la calle Karl Johan, arterial principal de Oslo
Una vez en Moss atravesamos el corazón de la ciudad, que apenas cuenta con 28.000 habitantes. Me cuenta la historia de Moss, de qué viven allí así como de la tranquilidad que le da vivir fuera de Oslo, aunque sea en el extrarradio. Una vez llegamos a su casa me presenta a su madre, me enseña la habitación donde voy a dormir y, tras invitarme a dejar la mochila, me hace sentarme junto ella y su madre en la mesa para cenar.
Tras la cena pasamos un buen rato conversando. Marie me preguntaba acerca de mi viaje y de España, yo le respondo y ella a su vez le traduce a su madre. Divertido.
Pasada la medianoche, los tres optamos por irnos a dormir. El viaje está llegando a su fin.
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Día XX:
Al día siguiente me despierto temprano. Una vez puesto en pie, me ducho, preparo todo y desayuno en familia. Poco después y tras despedirme de la madre Marie y yo nos encontramos de nuevo atravesando el centro de Moss, lleno de comercios. Pasadas las 09'30h me despido de Marie agradeciéndole el favor que me ha hecho. Quizás tenga visita en España pues me dice que echa todo aquello mucho de menos.
Tras 5' de autobús llego al aeropuerto, poniendo así fin a un viaje de 19-20 días por Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Letonia, Lituania y Estonia. Si bien creo que quien viaja poco a poco va leyendo las páginas de un libro, creo que he leído un buen puñado a lo largo del último mes y medio.
Recorrido total del viaje por Escandinavia y los países del Báltico
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Ellas tienen preferencia incluso por la carretera
Torre del reloj de Almadén de la Plata
