martes, 31 de julio de 2012

Ruta del TRANSMONGOLIANO


Primera parada: MOSCÚ

Moscú es una ciudad llena de historia. 8 siglos y medio, ni más ni menos. Y hace no mucho que despertó del comunismo para comenzar así su idilio con el capitalismo. Pese a ser una ciudad vanguardista, su telón de fondo lo componen iglesias y otros edificios antiguos. 

Cúpulas doradas

Capital de Rusia, también lo fue de la extinta Unión Soviética a lo largo del siglo XX. Actualmente cuenta con 10'5 millones de habitantes, lo que la convierte no sólo en la ciudad más poblada del país, sino también de toda Europa. Es un importante centro político, económico, cultural y científico. Además cuenta con un gran número de infraestructuras, muchas de ellas de tamaño descomunal. Sus cuatro aeropuertos internacionales, nueves estaciones de tren y una gran red de metro así lo atestiguan.

Localizada a orillas del río Moscova, sus tres puertos la conectan con el océano Atlántico y el Glacial Ártico. Tiene un clima continental con duros y largos inviernos, y suaves y breves veranos.

En el plano turístico, uno tiene la sensación de que siempre quedan cosas por ver. Incluso en los alrededores del primer anillo, allí donde abundan las largas y anchas avenidas, uno puede encontrarse con bonitos parques (el más famoso es el parque Gorky), muchos de ellos curiosamente decorados con cohetes, sputniks y otros artilugios militares símbolos del poder, presumiendo así muy orgullosos de su pasado, de la potencia que fueron y de la potencia que son.

Centro Panruso de Exposiciones, con cantidad de pabellones feriales comerciales
 Recuerdos militares (avión y lanzadera espacial)
 Mural sobre trabajadores

Dentro del primer anillo uno puede comprobar el espectacular patrimonio cultural que alberga Moscú. Y no sólo por la plaza Roja, principal emblema de la ciudad, sino por otros tantos lugares que seducen al visitante. En nuestro caso, el primero en visitar es la calle Arbat, la única peatonal de toda la ciudad y que hoy en día está repleta de puestos callejeros, boutiques de moda, cafés y restaurantes.

Calle Arbat

Al final de esta calle llegamos a otro de los símbolos de Moscú, una de las "siete hermanas", torres convertidas en rascacielos que Stalin mandó construir a partir de 1947 y que guardan entre ellas una gran similitud. Tienen más de 100 metros de altura (hasta 240 la que alberga la Universidad Estatal de Moscú) y no llegaron a ser ocho porque el Palacio de los Soviets nunca llegó a construirse.

Torre Stalin que alberga la Universidad Estatal de Moscú

El río Moscova serpentea la ciudad y sobre él cruzan varios puentes. Algunos de ellos espectaculares, como las dos pasarelas panorámicas acristaladas o el puente que lleva a la catedral del Cristo Salvador, ésta última recientemente reconstruida tras haber sido demolida en la revolución de 1917.

 Pasarela sobre el río Moscava
Catedral del Cristo Salvador

No muy lejos de ésta se encuentra el monumento a Pedro el Grande, uno de los zares más reconocidos y quien llevó a Rusia a una gran expansión. Puede verse en medio del río Moscova y al igual que casi todo lo ruso sus dimensiones son desproporcionadas.  

Monumento a "Pedro el Grande"

A escasos minutos de aquí se haya el Kremlin, o lo que es lo mismo, la fortaleza de los zares. Es el centro del poder político ruso y tras las murallas se encuentra la residencia oficial del presidente de Rusia, numerosos cuarteles militares y varios palacios e iglesias. Además puede verse en su interior la campana más grande del mundo.

Murallas del Kremlin
 Cañón e iglesia de la Anunciación
 Vista de un palacio e iglesia (interior del Kremlin)
 Campana del zar, de 216 toneladas

Lindando con el Kremlin se encuentra la Plaza Roja, con la famosa catedral de San Basilio dominándola desde un extremo. A ésta última se la conoce por sus cúpulas de colores.
Otros de los edificios que pueden verse en la plaza son el Museo Nacional de Historia y el GUM, uno de los centros comerciales más grandes del mundo. Éste fue construido en época soviética y privatizado después. Actualmente lo ocupan las marcas más elitistas.
El mausoleo de Lenin también se encuentra aquí. Fue levantado por órdenes del Gobierno Soviético tras la muerte del líder comunista en 1924 y en él se expone al público su cuerpo embalsamado.

Plaza Roja de Moscú
 Catedral de San Basilio
Detalles de la catedral
 Puertas de acceso a la Plaza Roja junto al Museo Nacional de Historia

Dejando atrás la Plaza Roja, nos acercamos al "Gulag", un pequeño museo donde se exponen 150 imágenes manipuladas por el "Estalinísmo". Stalin decidió liquidar a sus rivales (dirigentes bolcheviques, grises comisarios y ciudadanos inocentes) no sólo físicamente, sino también cualquier rastro de su personalidad. 
Resulta increíble comprobar cómo esto pudo ocurrir, ya que antes no existía el Photoshop y los soviéticos no tenían por qué sospechar que esas fotos oficiales habían sido retocadas.
De camino al museo se encuentra el teatro Bolshói, sede de espectáculos de ópera y ballet ruso.

 Acceso al Gulag
 Barracón típico de los campos de concentración 
Teatro Bolshói

Ya algo alejado del centro de la ciudad se encuentra el monasterio Novodévichi,  traducido como "Nuevas Vírgenes". Es probablemente el monasterio más conocido de la ciudad y a diferencia de muchos otros, ha permanecido intacto desde el siglo XVII. Forma parte del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2004 (al igual que la Plaza Roja y el Kremlin).

Torres exteriores de la muralla del monasterio
 Iglesia y campanario en el interior del monasterio
 Pequeña capilla en el interior del monasterio

Junto al monasterio se encuentra el cementerio monumental del mismo nombre. Es sin duda el más importante de la ciudad y entre sus más de 27.000 tumbas se encuentran las de distinguidos escritores, actores, poetas, científicos, atletas, líderes, políticos y militares. Por destacar algunas, pueden visitarse las de Anton Chéjov (escritor ruso) o Sergéi Eisenstein (director de cine ruso).

Curiosa estatua del perro y su dueño
 Mural en recuerdo a los caídos en la guerra
 Lápidas de líderes rusos
 Hay tumbas con todo tipo de esculturas

Repartidas por toda la ciudad se encuentran las estaciones ferroviarias. Son nueve, y cada una cumple una función: de carga, de pasajeros hacia la parte oriental de Rusia, hacia el sur, en dirección a España... 

Decorado de la estación de tren de Kievskaya
 Conversando con un maquinista para hacerle una foto
 Cocheras de trenes en Kievskaya
 Andenes cubiertos de Kievskaya

Otro de los medios de transporte que alberga la ciudad es el metro. Su red es realmente espectacular y la frecuencia con la que pasan es continua. Resulta extraño no ver correr a la gente por subirse en él, pero es lo que tiene que apenas marcha uno, llega otro. 
La obra se empezó a construir en la época soviética. Se puso mucho empeño en su decoración y fue denominada por Lenin como "los palacios del pueblo". Cuenta con 185 estaciones (las más famosas son: Belorrúskaya, Komsomólskaya, Novoslabódskaya y Kiyevskaya) y una longitud de tendido subterráneo de 305 kilómetros (tercero en el mundo tras el de Londres y Nueva York). Además es el primero en densidad de pasajeros del mundo.

Típicas taquillas de metro rusas
Estación de Komsomólskaya
Moderna estación de metro sobre el río Moscova

El tranvía también cumple su papel, pero sin llegar al buen funcionamiento de la línea de metro. Su frecuencia es mucho menor y la velocidad de éste en comparación con el suburbano es muy lenta. Puede verse ocasionalmente por las largas avenidas.

Tranvía

Las infraestructuras deportivas también tienen su interés. Destaca el estadio olímpico de Luzhnikí, construido a orillas del río Moscova en el año 1956. Tras una remodelación realizada con vistas a los Juegos Olímpicos de 1980 su capacidad bajó hasta los 84.400 espectadores, pero fueron 102.000 personas quienes asistieron en su inauguración al enfrentamiento de fútbol de la Unión Soviética y China. Además albergó la final de la Champions entre Manchester U. y Chelsea en el año 2008 y actualmente es sede de los clubes de fútbol Spartak y Torpedo de Moscú.

Estadio multiusos Luzhnikí

Próximo post: VLADIMIR (2ª parada).

martes, 17 de julio de 2012

Un mes haciendo la ruta del TRANSMONGOLIANO (Rusia, Mongolia y China; de Moscú a Shanghai)

El ferrocarril Transiberiano es una construcción iniciada en 1891 y finalizada en 1904 con la que se pretendía conectar la parte occidental y la parte oriental de Rusia, además de establecer un símbolo de poder ante otras potencias militares como Chica o Japón, quienes discutían la soberanía zarista en estos territorios. 
9288 kilómetros forman esta red ferroviaria que une el este (Moscú) y el oeste del país (Vladivostok) a través de raíles en lo que es aún hoy en día el servicio continuo más largo del mundo. 
Además de esta ruta, existen otros dos ramales, ambos con final en Pekín (Beijing). Por un lado el Transmanchuriano, el cual tras dejar atrás Rusia pasa por la región de Manchuria, en la parte más oriental de Mongolia. Por otro el Transmongoliano, que atraviesa el corazón de Mongolia y en el que me centraré a partir de ahora para contar muchas vivencias.


Este ramal fue construido mucho más tarde (1947) y servía para comunicar Rusia con China a través de Ulan Bator, capital de Mongolia. Los datos oficiales hablan de 7621 kilómetros de vías de tren entre Moscú y Pekín y de 1385 entre la capital china y Shanghai. En total 9006 kilómetros, justo los que hemos recorrido mi hermano Pablo y yo durante el pasado mes de Julio. Por el camino han quedado atrás Rusia, China y Mongolia, o lo que es lo mismo, tres idiomas distintos, tres grandes culturas, el poder cambiar euros a rublos, yuanes y tugriks sin morir en el intento, mover las agujas del reloj durante seis cambios horarios, descifrar caracteres en tres escrituras diferentes (cirílico, mongol y chino), y un largo etcétera. En las próximas entradas intentaré transmitir cuantas emociones he sentido -que no han sido pocas- a lo largo de todo el viaje, el cual nos ha llevado a atravesar las zonas industriales de la Rusia europea, los enormes ríos y bosques siberianos, la estepa mongola repleta de caballos salvajes, el desierto del Gobi y sus camellos, y la China de los contrastes: el de las grandes metrópolis, y el de los fértiles arrozales, donde vive buena parte de toda la población rural.

En este mapa puede verse en rojo la ruta del Transmongoliano así como las otras dos variantes.