domingo, 25 de septiembre de 2011

Diario de un interrailista: 2º interrail del verano 2010: Viajando x Escandinavia y países bálticos (17/8 - 4/9). Día IX: Bergen (Noruega)

06'30h: Nos despertamos. No para de llover. Nuestro alrededor está encharcado. Dos horas más aquí echados y nos despertamos flotando. Tengo los pies calados, helados, y por si fuera poco, el saco también.
Sin tiempo que perder, recogemos el "chiringuito" y a las 07'20h ya estamos a bordo del "ferry" que nos lleva a Bergen (375N, unos 45 euros por cabeza!! -Y con descuento!!), la segunda localidad en cuanto a población se refiere de Noruega (250.000hab.).
Ésta pintoresca ciudad llena de colorido ostenta un curioso record: la ciudad de Europa donde más llueve al año (258 días, y según los registros de otros años, puede hacerlo durante 80 días de forma ininterrumpida).
Otra curiosidad de Bergen es que fue declarada Capital Europea de la Cultura en el año 2000 y que posee el puerto marítimo más grande de todo el país.
El trayecto hasta Bergen es espectacular, tanto por el paisaje (con enormes montañas verdes repletas de rocas y cascadas) como por el confort del ferry, que además de ir como un tiro tiene calefacción -sí, sí; estamos en Agosto pero hace frío-, butacas reclinables, wi-fi...
Durante el viaje aprovecho para subir a la cubierta a inmortalizar el momento. Y entre foto y foto, llegamos.

Panorámica del muelle de Bergen
Parte antigua de la ciudad
Son las 11'15h y tras casi 4 horas de viaje, ya estamos en Bergen. Curiosamente no llueve, así que aprovechamos para ir a la oficina de turismo, hacernos con algo de documentación sobre la ciudad y los alrededores (tenemos en mente hacer durante la jornada de mañana el trayecto de un antiguo ferrocarril: el tren de Fläm) e ir en busca del albergue de la juventud. En éste nos informan de que las camas en la sala común están todas ocupadas, por lo que hemos de reservar cama en habitaciónes de 6 personas... por 28 euros!!
Nos negamos, pero le damos a ver a la recepcionista que nos los vamos a pensar, y, ya de paso, a ver si nos puede guardar las mochilas. Algo reacia, accede, pero nos da de plazo únicamente hasta las 14'30h, tiempo suficiente como para subir a pie a lo alto de la colina (conocida como monte Floyen o bosque de los Trolls) y disfrutar así de las vistas que ofrece el mirador. Debatimos si coger o no el funicular, pero las tarifas (5eu. ida; 9eu. i/v) una vez más nos echan para atrás.

Mirador de Floyen y funicular

Funicular de Floyen

Frente a unas bonitas cabañas de madera

Junto a uno de los muchos trolls
Durante el ascenso se pone a llover, algo que nos nos extraña pues ya somos conscientes de donde estamos -al menos el emplazamiento lo compensa, pues estamos rodeados de bosque con árboles llenos de colorido y troncos tallados y moldeados con formas de figuras- y de que tarde o temprano así iba a ser.
Serpenteando llegamos a los más alto, y una vez allí disfrutamos realmente del entorno. Damos una vuelta por él, vemos otros tantos trolls, saco una y otra foto y, siendo casi las 14'15h, optamos por volvernos al albergue, no vaya a ser que lleguemos y no estén nuestras mochilas.

Panorámica de Bergen desde la mitad de la colina de Floyen
Vistas de la ciudad de Bergen desde el mirador de Floyen
Pasados por agua, pero ya en lo más alto de la colina
15h: Con media hora de retraso, llegamos. Cogemos las mochilas y le echamos más jeta al asunto, pues vemos la puerta de las duchas abiertas y no dudamos en acceder dentro. Tras una ducha como Dios manda, nos ponemos de nuevo las mochilas a la espalda y nos dirigimos a la entrada, momento en que veo que la puerta de la habitación común está abierta. Accedemos, vemos cómo está la situación y valoramos la opción de colarnos a dormir por la noche. De momento, nos llevamos las mochilas con nosotros.
17h: Tras comprar algo de comer, vamos a la zona más antigua de la ciudad, allí donde se encuentra tanto el muelle como Bryggen, una serie de viejas casas de madera de principios del siglo XVIII, producto de la reconstrucción de la ciudad tras un incendio de principios del mismo siglo. Éstas fueron contruídas imitando edificios medievales que hubo con anterioridad al incendio.

Fachadas del muelle de Bergen
Bryggen, Patrimonio Mundial de la Unesco

Con Iñigo frente a unas bonitas fachadas de Bryggen

Terrazas cerradas pues el tiempo no acompaña
Cada casa parece dejar caerse sobre la contigua (Bryggen)
Tras comer, callejeamos por sus estrechas calles. Acto seguido visitamos la fortaleza Bergenhus, entramos en su interior, y pasamos frente a la iglesia de Santa María, el edificio más antiguo de Bergen, actualmente en proceso de restauración.

Casas típicas de Bryggen
Interior del conjunto de casas que forma Bryggen
Casa típica

Caminando por una de las calles de Bryggen, con pavimento de madera
Patio interior de la fortaleza Bergenhus
Pequeña iglesia dentro de la fortaleza
Junto a la muralla y la iglesia
Siendo ya las 19'30h, optamos por volver al albergue y dejar las mochilas entre camas, pues nadie iba a sospechar. Hecho esto, vamos hacia el puerto a ver el mercado al aire libre, una atracción turística donde comerciantes locales vende pescado y marisco vivo a pie de calle.

Curiosa familia disfrutando de Bergen

Mercado al aire libre de Bergen
Vistas de la parte moderna
En la Festplassen de Bergen, una de las plazas más céntricas
Continuamos dando una vuelta por la parte moderna y sobre las 23h aparecemos por el albergue. Allí, otro joven hospedado en la sala común nos abre la puerta. Decidimos esperar en una pequeña sala anexa a que apaguen la luz, cenamos algo comprado a última hora y, una vez estamos a oscuras, accedemos a la sala. Ya dentro, colocamos en el suelo unos colchones que habíamos visto previamente apoyados sobre la pared y nos echamos sobre ellos.
Se puede decir que somos dos más entre la muchedumbre.