lunes, 13 de junio de 2011

Diario de un interrailista: 2º interrail del verano 2010: Viajando x Escandinavia y países bálticos (17/8 - 4/9). Día III: Copenhague

07,30h: Obligados, hemos de abandonar el cajero donde hemos pasado la noche. Había tanto sueño que además de dormir de una sóla vez nos ha tenido que despertar un empleado de la sucursal bancaria a base de golpecitos en el cristal.
Puestos en pie nos echamos la mochila a la espalda y comenzamos a visitar Copenhague. Se trata de una ciudad situada en el punto más importante entre el mar Báltico y el norte rico de Alemania y donde ya históricamente tanto el poder como la riqueza han tenido mucho protagonismo.
La primera sensanción que tiene el visitante al llegar a la capital danesa es que se trata de una ciudad muy verde, con una calidad de vida increíble, que las bicis parecen ser indispensables y donde hay parques por doquier. Como díría mi hermano, se trata de "un parque de atracciones en sí misma".

Zona de los lagos St.Jørgens, Peblinge Sø y Sortedams Sø

Y aprovechando el artículo que publicó para la revista "Travesías", hago un copia y pega de una pequeña parte de este escrito donde describe la ciudad de forma impecable:

"Copenhague se encuentra en una isla llamada Sjælland. Es la mayor de Dinamarca, y en ella crece una ciudad de ensueño, que no (es lo mismo que) fantástica. Como cajita de música a la que dieran cuerda, Copenhague tiene un ritmo propio del que es difícil sacarla. Durante la mayor parte del año discurre sin mirar a ninguna otra parte del mundo, excepto para ver las clasificaciones de calidad de vida, en las que siempre destaca. En sus calles, estrechas en el barrio antiguo y diáfanas, generosas en su ensanche, el turismo es pocas veces masivo y no altera fácilmente la rutina de sus habitantes, perfectamente acoplados a su entorno. En cualquier época, impelidos en su devenir diario por modernas bicicletas de aspecto clásico, avanzan, casi concentrados, en una genial coreografía propia de un musical".


Nuestra visita se inicia por la zona de los lagos St.Jørgens, Peblinge Sø y Sortedams Sø. Ladeamos éstos sorprendidos por la cantidad de gente que aprovecha desde primera hora de la mañana para realizar actividad física. Bien sea caminar, correr o andar en bici (es el principal medio de transporte) el entorno invita a ello, aunque siendo apenas las 08h es de extrañar ver a tanta gente en faena.

Las bicis son las protagonistas de Copenhague
Continuamos nuestra visita hacia el Kastellet (s.XVII), una ciudadela o fuerte rodeado por agua y que hoy en día y al igual que antaño sigue teniendo un uso militar. Su estado de conservación es sencillamente espectacular, y dentro de ésta pueden verse desde cañones de época hasta un molino.

Kastellet (panorámica) *sacada de internet
Con Iñigo dentro de la ciudadela
Uno de los tantos cañones expuestos
Molino
Visto el fuerte, vemos el centro histórico de la ciudad y vamos deteniéndonos en cuantas cosas nos llaman la atención. Así tardamos horas y horas en visitar el corazón de la ciudad.
Atravesamos Strøget (calle principal) deteniéndonos a ver una exposición de fotos en una de las plazas por las que pasa la citada calle. Vemos también el museo de los "Record Guiness", varias iglesias y la "torre redonda" (del s.XVI-XVII), que alberga en su interior el observatorio astronómico más antiguo de Europa.

Exposición fotográficas sobre "culturas del mundo" en Strøget
Posando con una estatua réplica de la persona más alta del mundo
Torre redonda
Los tejados de muchas iglesias son auténticas obras de arte
Continuamos hacia la plaza del ayuntamiento, visitamos el interior de éste, rodeamos el famoso y enorme parque de atracciones Tívoli (se abrió por primera vez en 1843 y ocupa 61000), nos aceramos a la Frederiks Kirke (del s.XVII, también conocida como "iglesia de mármol" y cuya construcción tuvo que ser interrumpida debido a su elevado coste), etc.

Plaza del ayuntamiento
Interior del ayuntamiento
Interior de la biblioteca universitaria de Copenhague
Actual residencia de la Familia Real danesa
Iglesia de mármol
Desde aquí contemplamos la ópera, un moderno edificio que puede verse desde diversos puntos de la ciudad y el cual tenemos ocasión de ver desde más cerca momentos después, cuando decidimos subirnos a bordo de una pequeña embarcación para gozar así de un punto de vista diferente de ambas orillas del canal que divide la ciudad.

Ópera de Copenhague
El trayecto es entretenido. Partiendo y acabando en el edificio de la antigua Bolsa de Copenhague (conocido como Borsen), pasamos frente a la ópera y unos enormes almacenes, atravesamos el distrito de Christiania y llegamos hasta el punto donde debería de estar la famosa escultura de "La Sirenita", que por desgracia se encuentra siendo restaurada en China. En su lugar un cartel informa de ello y otra escultura la remplaza temporalmente.
Ésta última se trata de una de las "mujeres" más fotografiadas del mundo, representa un personaje mitológico creado por el vecino más universal de la ciudad (Hans Christian Andersen) y está inspirada en la bailarina de una obra teatral cuyo nombre es "La Sirenita".
Curiósamente ésta se negó a posar desnuda y sólo aceptó que fuera su rostro el que apareciera, motivo por el cual el artista se sirvó del cuerpo de su mujer.

Borsen (con su aguja de 54 m. formada por 4 colas de dragones en espiral)
Realizando pruebas con un submarino frente a varios almacenes
(foto tomada desde la barca)
Bonitas fachadas en el distrito de Christiania
(foto tomada desde la barca)
Atravesando uno de los canales de la ciudad
Vistas desde la embarcación
(foto tomada desde la barca)
Dado el paseo en barca, vamos hacia la zona más conocida de Copenhague, imagen típica de muchas postales. Se trata del Nyhavn, uno de los barrios más caros de la ciudad. Sus coloridas fachadas reflejadas en el canal no parecen congeniar con su pasado, donde tanto pescadores como prostitutas hacían su trabajo.
Hoy en día es un placer recorrer ambas márganes del canal y disfrutar del olor a pescado cocinado proveniente de los barcos amarrados convertidos en restaurantes.

Panorámica del canal con sus pintorescas fachadas (I)
Panorámica del canal con sus pintorescas fachadas (II)
Panorámica del canal con sus pintorescas fachadas (III)
A media tarde, vamos hacia Christiania, aunque de camino nos detenemos en un bonito parque donde conocemos a tres jóvenes con un peculiar gusto a la hora de elegir un lugar para conversar.

Imagen del árbol (drcha) donde unos jóvenes habían trepado para conversar
Conversando en lo más alto de un árbol (de considerable altura)
Al poco de atravesar el parque, llegamos a Christiania. Es sin lugar a dudas uno de los lugares más peculiares que he visitado nunca y de esos que se quedan en la retina durante mucho tiempo.
Se trata de un asentamiento hippie reconocido como una pequeña ciudad libre. Al entrar hay un cartel de bienvenida que informa de que estás saliendo de Europa; al igual que al irte otro te recibe del mismo modo dentro de la U.E.
Hoy en día es un símbolo de la comunidad hippie. "Vive y deja vivir" es su lema y agrada el pasear entre casitas de madera, cafeterías únicas, puestitos de souvenires (y algún que otro estupefaciente) y sobre todo, humo, mucho humo y olor a marihuana.
Sin lugar a duda es un lugar digno de visitar y de vivir. Nosotros a nuestro modo, con una birra en la mano (en cuya etiqueta pone "Christiania") disfrutando de un concierto de rap danés.

Pequeño cartel
En la entrada/salida de Christiania
"Tú ahora estás entrando en la U.E."
No gusta en exceso el ver a foráneos por la zona sacando fotografíasConcierto de rap (Christiania)
Ya por último y aprovechando los últimos rayos de sol nos acercamos al Rosenborg Slot, un pequeño y vertical castillo ubicado en el centro de un bonito parque, lleno de jardínes donde se cuida hasta el más mínimo detalle. En su interior están las joyas de la corona danesa.

Silueta del castillo
El día acaba con el inicio de algo nuevo para mí y que venía mucho tiempo haciéndose esperar. Mi primera experiencia con la comunidad CouchSurfing, un colectivo que funciona a través de internet donde gente (en su mayoría jóvenes) ofrece alojamiento, compañía para visitar o enseñarte un lugar, o simplemente pasar el rato a cambio de "nada". Y todo ello de forma totalmente voluntaria con el propósito de echar un cable y de conocer a viajeros que se dejan caer por las ciudades donde cada uno reside (algún día publicaré un post acerca de ello).
Y esta experiencia la pasamos en casa de Charlie, un joven indonesio recién afincado en la ciudad (proveniente de Londres) con quien quedamos en torno a las 21h y quien nos ofrece muy amablemente un techo junto a la torre redonda de la cual ya he hablado.
Antes de retirarnos a descansar le invitamos a una birra, pasamos un buen rato conversando y damos una pequeña vuelta al anochecer.