miércoles, 8 de junio de 2011

Diario de un interrailista: 2º interrail del verano 2010: Viajando x Escandinavia y países bálticos (17/8 - 4/9). Día II: Aahrus y Aalbörg

09h: Aterrizamos en Billund, al sur de Dinamarca. Tras un vuelo de lo más tranquilo, apenas nos bajamos del avión y comienza a llover a cántaros. Diluvia.
Esperamos algo más de una hora pues los autobuses no se ponen en marcha. Cuando lo hacen cogemos uno que nos lleva hasta Velje, la localidad más cercana al aeropuerto que cuenta con vía férrea.

Iñigo intentado no ser llevado por el viento y la lluvia (aerop. de Billund)
Vamos camino de Aarhus, nuestro primer destino. Se trata de la segunda ciudad más grande de Dinamarca (240.000 habitantes), sólo por detrás de Copenhage. Rodeada de lagos y de bosques, está ubicada al este del país y cuenta con un gran ambiente universitario. Sus más de 40.000 estudiantes dan muestra de ello.
Llegamos a las 10h. La lluvia no cesa y aunque incomoda, no supone mucho obstáculo para empezar con la visita.
Atravesando la arteria principal de la ciudad llegamos a la catedral. Se trata de una de las más grandes del país y del norte de Europa. Su construcción data del siglo XII.

Catedral de Aarhus (I)
Catedral de Aarhus (II)
Continuamos la visita recorriéndonos el pequeño centro histórico, conocido en danés como "Den Gamle By" (se trata de un museo al aire libre inaugurado en 1914 muy poco frecuente, con unos 75 edificios históricos provenientes de 20 ciudades y pueblos de todo Dinamarca). Sus casitas de piedra y llenas de colorido muestran como eran antaño por aquí las ciudades.

Aspecto típico de una de las calles perpendiculares a la calle principal
Plaza del teatro
Curiosa y original escultura hecha con residuos
13,30h: Habiendo visitado el corazón de la ciudad, continuamos en dirección Aalborg, otra ciudad de dimensiones algo más reducidas (4ª ciudad de Dinamarca con 123.000 habitantes) que teníamos pensado visitar sólo en caso de ir bien de tiempo, pues nuestra intención pasa por llegar a dormir a Copenhage.
15h: El tren llega a Aalborg. Se trata de una localidad norteña que, pese a no ser muy grande, cuenta con dos estaciones ferroviarias. Está localizada junto al mar del Norte, al lado de la península de Jutlandia, y cuenta con un buen acceso marítimo, de ahí que se convirtiera durante la Edad Media en un importante centro industrial, debido en gran parte a su puerto.

Iñigo disfrutando de las vistas junto al puerto de Aalborg
Atravesando una de las calles con más ambiente de Aalborg
Aspecto de una casa típica vista desde el exterior
Comenzamos a recorrernos todo el entramado histórico de la ciudad. Vemos el ayuntamiento, edificios de interés cultural, iglesias, el teatro...

Jens Bangs Stenhus
En la C.W. Obels Plads de Aalborg
Plaza Nueva de Aalborg
Iglesia de "Nuestra Señora"
Luego visitamos el recinto del castillo Aalborghus (s.XVI), en un estado perfecto de conservación.

Capilla en el interior del castillo
Aspecto interior de las fachadas del castillo
Acto seguido nos acercamos a la catedral de Budolfi (quemada parcialmente en el s.XVIII).

Catedral de Aalborg
Y más tarde optamos por callejear atravesando así estrechas calles con pintorescas fachadas del s.XVII.

Pintorescas fachadas en uno de los barrios de Aalborg
Entretanto nos detenemos en cuantos patios interiores podemos, pues todos y cada uno de ellos nos sorprende con algo. Se trata de pequeños espacios donde cada vecino deja correr su imaginación exponiendo figuras que en muchos casos son de propia creación.

Aspecto de uno de los tantos patios interiores...Y posando junto a unas esculturas
19,45h: Abandonamos Aalborg camino Copenhage. El trayecto, algo más largo que el anterior, se hace entretenido pese a sus más de 4 horas de duración, pues desde el tren tenemos ocasión de contemplar una bonita puesta del sol.

Cena "royal" en el tren (bocadillo de sardinas con tomate)
00,15h: Llegamos a Copenhage, bastante más tarde de lo que nos hubiera gustado, debido a la visita a Aalborg.
Pese a ser tarde, decidimos dar una vuelta por los alrededores de la estación con la esperanza también de encontrar algún sitio donde pasar la noche.
Apenas un par de horas después y tras habernos llevado algo a la boca, optamos por echarnos a dormir en la sala de un cajero automático, aprovechando el calor que hace dentro de ésta.