sábado, 30 de abril de 2011

Diario de un interrailista: 2º interrail por Europa del Este (1-16 de Agosto). Día XII: 12/08/2010

Son las 10,30h de la mañana. El trayecto desde Belgrado (Serbia) hasta Pogdorica (Montenegro) ha sido algo largo pero muy agradable por el paisaje que hemos disfrutado.

Durante el trayecto Belgrado - Pogdorica
Sobrepasando un puente
Espectacular paisaje el que se divisa desde el tren
Viaducto
Río de aguas cristalinas visto desde el tren

Con casi tres horas de retraso el tren para en Pogdorica. Pese a ser la capital de Montenegro, la ciudad no es muy atractiva ni cuenta con monumentos significativos. En ella viven unos 150.000 habitantes de los 700.000 que hay en todo el país. Serbios, croatas y albanos forman la mayor parte de su población.
La ciudad en sí no forma parte de nuestro itinerario, pero tenemos intención de alquilar un coche en ella para ver así todo el país, por lo que nada más poner los pies en la tierra preguntamos a ver dónde es posible hacerlo. Nadie parece saber del tema, salvo un taxista que nos dice que no hay coches disponibles con ninguna empresa al estar todo ya alquilado. Él mismo nos da una alternativa, la de llevarnos al aeropuerto (a unos 15km de la ciudad) a probar suerte. Nos asegura cobrarnos 5 euros, por lo que a ese precio accedemos. Al final el muy jeta nos pide 30 euros excusándose en que no había dicho nada de traernos de nuevo a la ciudad.
Incrédulos, le damos 15 euros en total y "gracias".
Como era de esperar tampoco el aeropuerto había sido la solución. Meditando sobre qué es lo que más nos conviene, optamos por acercarnos a la estación de autobuses para ver qué bus va directo a Buvda, nuestro próximo destino. Haciendo cola en la taquilla, vemos una oficina de alquiler de coches en el establecimiento de al lado, por lo que entramos a preguntar sin nada que perder. Y la suerte está de nuestro lado, pues nos localizan un coche libre en Buvda, nuestro próximo destino. Allí hemos de vernos a las 17h junto a la estación de autobuses con un chico que nos debe traer nuestro coche.

Llegando a Pogdorica

11,45h: Salimos en bus hacia Buvda. Por 7 euros cada uno tenemos nuestro billete, y en apenas dos horas nos plantamos en la estación de esta pequeña localidad situada en la costa adriática, en el centro del país. Cuenta con alrededor de 10.000 habitantes y a diferencia de su vecina Pogdorica, tiene más que ofrecer, pese a su tamaño. Es un centro turístico famoso por su particular arquitectura (es una de las "ciudades" más antiguas del Mediterráneo), sus playas de arena y su vida nocturna. La parte antigua está formado por estrechas calles y pequeñas plazas protegidas por una muralla y varias torres del s.XV.

Panorámica de Buvda

Pese a que la parte antigua es realmente pequeña, disponemos de tres horas para visitarla, así que sin tiempo que perder nos ponemos a ello.

Callejeando por Buvda

Carlos en un cruce de calles
Iglesia católica de San Juan (Buvda)
Bonita plaza en el corazón de la ciudad
Junto a la iglesia ortodoxa de la Santísima Trinidad
Zona de playa abarrotada

17h: Habiendo incluso paseado por un paseo marítimo fuera de las murallas, regresamos a la estación en busca del chico que nos ha de traer nuestro coche. Y al poco de llegar nosotros aparece él, con un pequeño Toyota Yaris. Se trata de un joven que, casualidades de la vida, es el hermano de Nemadja Bjelica, el jugador de baloncesto que este mismo verano ha fichado el Caja Laboral.

Junto a una obra artística en el paseo marítimo de Buvda


Ya con el coche, nos despedimos de él, asintiendo a sus peticiones de no sacarlo del país por malas experiencias de otros clientes tanto en Croacia como en Bosnia. Nada más lejos de la realidad, nuestros planes pasan por ver la costa de Montenegro, atravesar Bosnia (deteniéndonos en varios lugares por el camino) y llegar Croacia para visitar la localidad de Trogir y el Parque Nacional de Krka.
Vamos en dirección Sveti Stefan, una pequeña localidad de unos 400 habitantes a 8 km de Buvda, ubicada en una península, que desde el año 2008 permanece cerrada al público por renovación. Hoy en día el itsmo que forma es un centro turístico para celebridades donde las casitas medievales han pasado a ser pisos de lujo y hoteles sólo aptos para algunos bolsillos. De hecho, más casualidades de la vida, unos días atrás los jugadores brasileños Ronaldinho y Dida estuvieron alojados en su interior, según nos informa el guardia de la entrada y según vemos en una foto que nos enseña en su móvil.

Artista junto a Sveti Stefan
Panorámica de Sveti Stefan
Vista del itsmo

Hechas las pertinentes fotos desde su exterior, vamos en dirección a la localidad costera de Kotor para posteriormente ver toda la bahía del mismo nombre.
18,30h: A media tarde, llegamos a Kotor, una auténtica joya. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se trata de una ciudad de poco más de 1.300 habitantes que aún mantiene edificios relevantes pese al terremoto que la azotó en el 1979. Pese a ello, la arquitectura veneciana queda patente en muchos de sus rincones. También decir que hay iglesias "por doquier".
Otro aspecto a señalar es el paisaje que conforma esta localidad junto con los elevados acantilados que la circundan, así como la impresionante muralla que la rodea.

Puerto de Kotor
Iglesia de San Trifón
Iglesia de San Lucas
Iglesia de San Nikolás
Plaza en el corazón de Kotor

Torre del reloj

21h: Habiendo visto Kotor, optamos por darnos un baño en las aguas del Adriático, en una curiosa piscina de agua salada, gracias a estar situada junto al mar y a contar con una pequeña entrada a través de la cual el agua (y restos de algas) fluye libremente del mar a la piscina y viceversa.

Vista de la bahía de Kotor
Góndola junto a la muralla que rodea la ciudad de Kotor

22h: Estamos en Perast, enfrente de Kotor, pues la bahía entra en la península para después volver a salir. Esta minúscula localidad de apenas 400 habitantes sorprende al visitante por su arquitectura veneciana, pues al igual que su vecina Kotor perteneció a Venecia.
Perast ofrece un gran número de monumentos históricos pero a diferencia de Kotor y Buvda, es mucho menos turística.
Habiendo ya anochecido, el sueño hace su aparición. Por los pelos llegamos a tiempo a la única tienda de alimentación de todo el pueblo, compramos algo para cenar y buscamos un tranquilo lugar a la orilla del mar donde poder devorar así nuestro banquete.
Después de cenar aprovechamos para pasear por las empinadas y solitarias calles de Perast, subimos a ver su iglesia principal y nos entretenemos junto a ella sacando fotos a las formas que realizamos con nuestras sombras gracias a la ayuda de un foco.

Pequeña iglesia en lo más alto de Perast
Sombras

24h: Toca ya dormir, y el coche es nuestro lecho. Nos acercamos a él y nos desplazamos unos 200 metros para aparcarlo junto a una arboleda y estar así a oscuras. Al poco ya estamos roncando.