miércoles, 7 de diciembre de 2011

Diario de un interrailista: 2º interrail del verano 2010: Viajando x Escandinavia y países bálticos (17/8-4/9). Día XIII: Tartu y Tallín (ESTONIA)

08'15h: La luz nos despierta. Estamos dentro del coche estacionados en el arcén de una carretera, aún en territorio letón, pero muy cerca de la frontera con Estonia. Tranquilamente, recogemos el interior éste y reanudamos el camino hacia Tartu, una ciudad universitaria que se encuentra de camino a Tallín. Se trata de la segunda ciudad más grande del país, precisamente por detrás de la capital.
9'30h: Ya estamos en el corazón de Tartu. Tras desayunar algo, nos dan las 10h, momento en que nos abran la oficina de información. Una vez documentados debidamente, vamos hacia la iglesia de San Jaani (San Juan, para entendernos), una bonita construcción edificada en la primera mitad del siglo XIV sobre los cimientos de otra de madera del siglo XIII. Es una edificio de tres naves con una torre cuadrada y está hecha principalmente con ladrillo rojo, aunque lo curioso de ésta son sus elementos decorativos de estilo gótico así como las caras de santos y profetas esculpidas en las fachadas exteriores.

Calle de la iglesia de San Juan, con típicas casas de apenas uno o dos pisos
Lateral de la iglesia de San Juan de Tartu...
...Y alrededores
Continuamos la visita en dirección a la universidad, la más antigua y prestigiosa del país. Desde allí atravesamos las arterias principales hasta llegar al ayuntamiento, un bonito edificio de estilo clásico a juego con los edificios que lo rodean.

Fachada principal de la universidad de Tartu
Calle Rüütli
Plaza del ayuntamiento de Tartu
Fachada del ayuntamiento
Una vez visto, subimos una colina hasta llegar al observatorio astronómico de Tartu, incluido desde hace poco en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a que tuvo mucha importancia a la hora de realizar un estudio acerca de una medición precisa de la tierra.

Observatorio astronómico
Acto seguido reanudamos la marcha hacia las ruinas de la catedral, una construcción de ladrillo levantada en el siglo XIII, que quedó destruido en la guerra Livona (1558-1582) y calcinada tras un incendio en el año 1624. Hoy en día apenas quedan las paredes de ladrillo y poco más. Pese a ello, sólo el hecho de que la universidad de Tartu se haya hecho con las riendas de su reconstrucción hace pensar que le espera un buen futuro.

Exterior de la catedral de Tartu
Vistas del interior de la catedral de Tartu I
Vistas del interior de la catedral de Tartu II
Por el momento una zona ya ha sido rehabilitada como museo de la universidad, donde se exponen libros, cuadros y material utilizado por los profesores que en ella han dado clases.

Rincón del museo de la universidad de Tartu, en la catedral
Biblioteca del museo de la universidad de Tartu, en la catedral
Tras un pequeño paseo por el parque que rodea a las ruinas de la catedral, proseguimos hacia el museo del juguete, una pequeña casona de madera donde se pueden ver objetos de madera utilizados por antiguas generaciones estonas.

Museo del juguete de Tartu
Interior del museo del juguete
Antes de continuar hacia Tallín, nos acercamos al río Emanjogi, que rodea la ciudad. Por el camino nos cruzamos con varias esculturas de personajes ilustres de Tartu.
Ya en el río, observamos una curiosa competición donde los perros son los protagonistas. Ésta consiste en que una persona con chaleco reflectante se lanza al agua simulando ahogarse, momento en que un perro se lanza tras él y, agarrándola del chaleco a la altura del cuello, la socorre hasta acercarla a la orilla.

Maqueta de cómo era antaño el puente del Arco sobre el río Emanjogi
15h: Abandonamos Tartu en dirección Tallín. De camino recogemos a dos chicas que hacían auto-stop en el arcén (Kaire y Nele), quienes nos cuentan que únicamente un autobús al día cubre el trayecto desde su pueblo hasta la capital. Les hacemos el favor y ellas a cambio nos amenizan el viaje contándonos que estudian allí y que tienen previsto volverse al día siguiente.

Molino, de camino a Tallín
17'15h: Estamos en Tallín. Tras aparcar en el parking de un patio interior de un bloque de viviendas (es el lugar elegido para dormir dentro del coche) vamos hacia el corazón de la ciudad, guiados por Kaire y Nele. Una vez allí nos despedimos de ellas (hemos quedado a las 21h para tomarnos algo con ellas, aunque dependemos de cómo vayamos de tiempo), nos hacemos con un mapa e información y comenzamos la visita, pues no hay tiempo que perder si queremos que nos de tiempo a coger mañana por la mañana un ferry a Helsinki (Finlandia), a tan sólo 80km de distancia por mar.

Almenas en la entrada principal al centro histórico de Tallín
Imagen de la calle Pikk, una de las más importantes de Tallín
Puestito de comida en el corazón de Tallín
Visitamos la catedral luterana Alexander Novski (del siglo XIX), caminamos por un trozo de muralla junto al castillo de Toompea (del cual muy poco se puede visitar), y nos adentramos en el casco histórico de la ciudad. Así llegamos a lo más alto de una colina, donde vemos una bonita iglesia ortodoxa. Tras visitarla, nos detenemos en una balconada, lugar desde donde disfrutamos de una panorámica espectacular de Tallín.

Catedral luterana Alexander Novski
Muralla
Paseo habilitado alrededor de la muralla
Ascendiendo a lo más alto del casco histórico
Fachadas típicas
Panorámica de Tallín
Iñigo y yo con Kaire y Nele
Muertos de hambre, damos con un lugar recomendado por la chica de la oficina de información, un local donde ponen pancakes, pizzas y ensaladas a precios de ganga. En un ambiente de lo más juvenil y universitario, devoramos nuestros pancakes y, en un santiamén, reanudamos la visita. Vamos hacia la plaza central de Tallín (Kiriku Platz), uno de los lugares más destacados de la ciudad. Se trata de una plaza al estilo de las que uno puede encontrarse en Polonia, espaciosa, repleta de terrazas y con el ayuntamiento y multitud de fachadas de colores rodeándola.

Plaza Mayor de Tallín
Vista del ayuntamiento en la plaza Mayor de Tallín
Curioso pozo en el centro de la ciudad
Desde ésta vamos a visitar el resto de las murallas, altos y estrechos muros llenos de almenas por los que muchas veces es posible pasear. Realmente impresionante.

Muralla habilitada para caminar sobre ella
Muralla
Zona habitable en el exterior de las muralla
Torreón
22h: Un poco más tarde de lo previsto, terminamos de ver el centro histórico de Tallín, que sin duda nos ha cautivado. Todo medieval. Callejear por sus estrechas calles es una delicia así como detenerse a comer algo en cualquiera de sus restaurantes. No nos lo esperábamos así, por lo que estamos más que satisfechos de lo que nos ha ofrecido esta ciudad.
Debido a que hacía ya un tiempo que debíamos habernos presentado en el punto en el cual nos hemos despedido a media tarde de Kaire y Nele, decidimos irnos hacia el coche a cenar, pues tenemos algo de comida traída desde Tartu. Una vez allí, nos ponemos unos bocatas y pasamos a la acción, pues el hambre se hace notar. Dialogamos sobre la jornada de mañana, de madrugar y coger el ferry de las 08'30h (hay que estar 30' antes para subir a bordo), de a qué hora volver a Tallín y de empezar el camino hacia Lituania mañana mismo, por la noche, deteniéndonos en lugares como Parnu o Aluksne, para coger así el tren antiguo que no tuvimos ocasión de hacerlo en la ida. Mientras estamos devorando los bocadillos, las dos chicas con las que hemos quedado hacen su aparición. Nos quedamos en cuadro, pues les habíamos escrito un sms diciéndolas que no nos era posible ir porque era tarde y necesitábamos descansar. Nos invitan a ir al centro a tomar algo con ellas, pero el cansancio hace mella, por lo que se lo agradecemos y decidimos echarnos ya a dormir, no sin antes acercarnos al puerto a ver el barco que hemos de coger mañana. Nos despedimos de ellas y nos desean lo mejor en nuestro viaje.

Zona portuaria
23'30h: Al poco de marchar las dos chicas, nos echamos. Y no mucho después ya se empiezan a oír los primeros ronquidos. Iñigo ha sido el primero en caer.