lunes, 25 de agosto de 2008

Calentando motores para lo que vendría después (parte I)

Fin de semana del 12 y 13 de Julio. 07 horas de la mañana. No hay tiempo que perder. Planeado de antemano, Iñigo, Patricia (que se suma a última hora) y yo partimos hacia Nápoles. En el tren ellos roncan; yo intento planificar cómo ver la ciudad del Vesubio, la isla de Capri y las ciudades en ruinas de Pompeya y Ercolano.
Apenas 3 horas después, llegamos. Sin salir de la estación cogemos un nuevo tren a Pompeya. Antes de derretirnos por el bochorno, entramos al recinto vallado donde se halla la antigua ciudad romana. Pasamos toda la mañana allí. Resulta increíble caminar por sus calles e imaginarse como era aquello antaño. Y digo imaginarse pues la mayor parte de lo que queda son ruinas deterioradas aunque bien cuidadas. Aún así uno puede situarse años atrás y ver cómo se vivía allí.

Vistas de la ciudad antigua de Pompeya
Ruinas en Pompeya

Iñigo y Patricia frente a un fresco

Es fácil perderse x allí a pesar de que no es muy extenso. Llama la atención cómo cada casita lleva una indicación de a quién perteneció. El empedrado de las calles recuerda al que rodea el Coliseo de Roma. La palestra, teatro romano, los baños termales, el anfiteatro... Todo me recuerda a "historia del deporte", asignatura que he cursado recientemente.

En la palestra
Vista del teatro romano
Dentro de un 2º teatro romano, de menores dimenesiones que el anterior
Pequeño "colás" del anfiteatro romano de Pompeya
Vista "la ciudad desenterrada" (las cenizas del volcán Vesubio la cubrieron en su totalidad), nos acercamos a Ercolano, otra antigua ciudad romana de menor extensión que pudimos visitar más brevemente.

Vistas de la ciudad romana de Ercolano

By: zulaicamedium