Apenas 3 horas después, llegamos. Sin salir de la estación cogemos un nuevo tren a Pompeya. Antes de derretirnos por el bochorno, entramos al recinto vallado donde se halla la antigua ciudad romana. Pasamos toda la mañana allí. Resulta increíble caminar por sus calles e imaginarse como era aquello antaño. Y digo imaginarse pues la mayor parte de lo que queda son ruinas deterioradas aunque bien cuidadas. Aún así uno puede situarse años atrás y ver cómo se vivía allí.
Vistas de la ciudad antigua de Pompeya
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Ruinas en Pompeya
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Iñigo y Patricia frente a un fresco
Es fácil perderse x allí a pesar de que no es muy extenso. Llama la atención cómo cada casita lleva una indicación de a quién perteneció. El empedrado de las calles recuerda al que rodea el Coliseo de Roma. La palestra, teatro romano, los baños termales, el anfiteatro... Todo me recuerda a "historia del deporte", asignatura que he cursado recientemente.
En la palestra
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Vista del teatro romano
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Vista "la ciudad desenterrada" (las cenizas del volcán Vesubio la cubrieron en su totalidad), nos acercamos a Ercolano, otra antigua ciudad romana de menor extensión que pudimos visitar más brevemente.
Vistas de la ciudad romana de Ercolano
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By: zulaicamedium